Por qué una técnica que, en buena lógica, hoy nos horroriza ?la mutilación ciega del cerebro con la vana esperanza de curar la enfermedad mental? cobró una extraordinario auge durante los años 1940 y 1950, hasta el punto de que sólo en los Estados Unidos de América se practicaron más de cuarenta mil intervenciones de este tipo? Una práctica, cuyo principal iniciador, el portugués Egas Moniz, recibió por ello el Premio Nobel en 1949, y que al correr de los años aquel galardón sería objeto de una agria polémica impulsada por hijos y familiares de personas lobotomizadas.
Para entenderlo, este libro nos ayuda a s ...